Sabido es que la Presidenta Cristina Fernández es un verdadero animal político y, como todo animal, se rodea de otros animales, pero, la que dirige la batuta es ella. A pesar de las recomendaciones de Durán Barba (necesita un asesor de márketing, y si es posible ecuatoriano) la Jefa es la que viene ganando la batalla cultural y electoral - como bien dice la admiradora de López Rega, Beatriz Sarlo - con su sola intuición y con sus permanentes bajadas de línea, sean verbales o no.
Ahora, el Gobierno ha lanzado el plan Cerdo para todos, un plan destinado a abaratar la sabrosa carne de cerdo para los sectores de más bajos recursos, medida democrática y paternalista - maternalista, en este caso - que el Gobierno Nacional y Popular, siempre pendiente de los más débiles, llevará adelante con la fuerza que lo caracteriza.
Hasta allí, todo bien.
Pero el verdadero motivo es otro, tan bien pensado que ni a Macri se le hubiera ocurrido: incrementar, en la población tragona de cerdo, el deseo sexual, de aquí a las elecciones de octubre.
Bueno, en la usina de pensamiento kirchnerista aseguran lo siguiente: si lo que dijo la Jefa sobre los poderes afrodisiacos de una buena chuleta de cerdo es verdad, de acá octubre el pueblo va a estar más que satisfecho, contento, relajado y verá, aún con mejores ojos, al Gobierno.
Y lo votará masivamente, después de echarse un buen polvito.
Bien dicen que la culpa no es del chancho.
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