Cristina Fernández: Boudou es un concheto de Puerto Madero y Aníbal un grasa de Quilmes, ¿no soy una genia eligiendo mis colaboradores? - Daniel Scioli: Mariotto es el mejor compañero que podría tener. Él va a hacer todo el trabajo. - Ricardito Alfonsín: El discurso de la Presidenta me decepcionó. Yo pensé que iba a recitar el Preámbulo de la Constitución - Elisa Carrió: Ya tengo el betún, el uniforme de camouflage y la cantimplora, ¿qué me está faltando?- Amado Boudou: ¡Esta era la famosa campanilla! Yo voy a usar la guitarra, soy un Vice heavy muy jodido- Macri: Me quieren dar el subte y yo quiero la policía. ¡Quiero la policía, la policía! ¡Policíaaaaaaa! - Hermes Binner: Ahora que pasaron las elecciones, ¿qué carajo tengo para hacer?- Mariano Grondona: Le dan subsidios a los negros pero yo pedí para embalsamarme y me lo negaron - Pino Solanas: Yo sigo opinando, total.... - Julio Cobos: ¿Vieron que me dio la mano? Ahora, la tenía medio húmeda. ¿Qué sería?

El Mosquito Molesto para ellas: Las feministas


En esta sección que, como contrapartida tiene su espejo: El Mosquito Molesto para ellos: Los Machistas, iremos publicando innumerables artículos enviados - en general de manera anónima - por una multitud de mujeres de distintas edades - las hay muy viejas - que desprecian la época de nuestros abuelos, o, quiźas, más atrás, épocas donde la autoridad del hombre jamás era cuestionada por la mujer, épocas donde la mujer cumplía los roles que les eran asignados sin chistar, con buena cara y en silencio.

Quien quiera colaborar escriba a: mosquitofeminista@yahoo.com.ar


Loba solitaria nos envia su artículo:

¡Dejen de mirar pornografía!



A pesar de que, en mis 32 años de vida, nunca me ha sucedido, aún conservo la esperanza de encontrar a un hombre que entienda, aunque sea de manera intuitiva, cómo debe ser la relación sexual adecuada para las mujeres - no digo pareja, porque el hombre ideal es el que, luego de fumarse un cigarrillo, se va a su casa a bañarse y lo que fuera que haga-, pero es así, lamentablemente, poco sabían antes y ahora, con el auge de la pornografía, saben mucho menos.

La pornografía está hecha exclusivamente para hombres, adecuada, en su simplicidad, a sus cerebros y su autoglosa y satisfacción que, con ser imaginaria, debe expresarse a través de lo que le sucede a "otros" ideales que nunca serán ellos mismos.

La pornografía revela al varón actuante, pasivo o activo, pero colocado, como florero, en el centro de la escena. Activo cuando realiza el coito, pasivo cuando fantasea con el amor entre mujeres, actuado en películas hechas por hombres que nunca jamás sabrán qué es lo que sentimos las mujeres cuando estamos entre nosotras. También su rol es pasivo cuando afloran los sentimientos de inferioridad habituales, sin la vergüenza pública, a través de las prácticas denominadas cuckold (cornudo), abused (abusadas), sleeping (dormidas, o sea, sorprender a la mujer indefensa y someterla) o las prácticas aberrantes y sado masoquistas que, se supone, resultan excitantes para alguien que no sea un simio.

Pero cuando el varón es activo y no pasivo - voyeur, como se dice tambien - la industria pornográfica da rienda suelta a su endeblez conceptual y muestra a supuestos sementales satisfaciendo a blondas y lascivas señoritas repletas de piercings y tatuajes que se someten sin queja a todas las contorsiones y molestias que al varón se le ocurren para estimular su notoria impotencia.

Así, según estas nada esclarecidas expresiones cinematográficas, el acto sexual siempre se desarrolla en las siguientes etapas:

  • Manoseo, por parte del varón, de los pechos de la compañera como si fuesen bollos de pizza.
  • Manoseo, por parte de la compañera, del miembro del varón como si fuese un jarrón de alfarería.
  • Pose entregada de la mujer para que el varón lama la vagina como un perro comiendo Dogui.



  • Pose sometida de la mujer para que sobe el miembro del varón, siempre sostenida su nuca por la mano viril de éste, en un claro mensaje de humillación como si no pudiese existir placer en estimular una zona erógena por más que su dueño apenas pueda pronunciar una oración unimembre.
  • Preparación para el único sentido que el sexo tiene para el hombre: la penetración, últimamente con el pésimo gusto de dar cachetazos enrojeciendo las nalgas de la mujer sin permitir la contrapartida democrática, que nosotras podamos cachetearle los testículos a estos latins lovers.
  • Penetración en estilo perrito (doggystyle), rápida y contundente, olvidando que el órgano sexual de la mujer se halla en la puerta de la vagina (clítoris) y no en las inmediaciones del estómago.




  • Como la cámara debe filmar sí o sí el miembro varonil ingresando férreo en la vagina, sin molestias visuales de ninguna naturaleza, se ha puesto de moda, entre hombres y mujeres, la depilación completa de las partes pudendas, lo que, para cualquiera con un mínimo de sensibilidad, aparta ese halo de misterio y sorpresa que siempre los genitales han tenido sobre nosotros.


  • Para no dificultar el trabajo hurgón de la cámara, el triste actor porno adopta una posición incómoda, elevándose para dejar bien a la vista el traste y la vagina de la pobre mujer que va a recibir su merecido.
  • Luego de unos sacudones, el hombre maniobra a la mujer como a una muñeca de trapo y la penetra de costado, en otra posición absolutamente anti-natural - distanciada, diríamos - siempre atento al objetivo de la cámara.
  • Nueva vuelta hacia un lado y el otro y luego, la mujer es obligada a subirse al varón pero no enfrentada, dispuesta a compartir el goce mutuo, sino de espaldas, haciendo un difícil equilibrio para lograr un movimiento medianamente armónico.


  • Cada tanto la mujer debe separarse del varón y estimularlo oralmente lo que resultó una solución para el medio porque es obvio que tanto movimiento no permite el mantenimiento de una libido decente. La realidad y la ficción unidas por un delgado hilo.
  • Finalmente, y agachada, sumisa y expectante, el varón riega con su virilidad la cara de la mujer quien debe mostrar regocijo ante algo que, al 99 % de las mujeres del planeta, siempre nos ha producido asco.
¿Qué son todas estas estupideces sino la manifestación exacerbada de la incapacidad varonil para entender la sexualidad adulta y compartida? Caso aparte merecen los dibujitos animados japoneses, ya de una animalidad y rudimento extremo, para los ingenuos que creen que la cultura japonesa es "elevada".





¿Cree, acaso, el varón, que las mujeres sentimos algo ante todas estas absurdas maniobras? ¿Cree el hombre que la interrupción constante de un hecho que debe ser continuo y rítmico, al amparo de las sensaciones crecientes dentro de cada uno, beneficia a alguien? ¿Cree que ese sexo largado a chorritos, como la orina del perro, puede estimular a alguien que esté en sus cabales?

Pués entiéndalo, hombrecitos acomplejados con el tamaño de su pene, admiradores de africanos y cornudos: nos tienen hartas con su gimnasia tonta, con sus fantasías infantiles, con sus cuerpos sin gracia y sin calor, con sus corajeadas de cartón, generales de escritorio.

¿Por qué no se dedican a hacerlo entre ustedes, se bancan entre ustedes todas las estupideces que practican y nos dejan tranquilas de una vez por todas?

Miren que la fecundación in vitro ya está entre nosotros, y un buen día...

Saludos a la gente del Mosquito.








Por un mundo sin porongas nos envía su artículo:

Por qué la amo a Cristina

Yo sé que la perfección no existe, ni aún entre las mujeres, pero cada paso, cada gesto, obra como un símbolo y muestra que el camino es largo pero no infinito y que cada vez estamos más cerca.

Por eso amo a Cristina, la PresidentA, sí, así, con la A de mujer, de hembra, de loba que se come a los hombres, que los deja maltrechos, allí, tirados, a expensas de su fuerza y de su carácter.

¿Que exagero? Vean, sino, cómo la ídola anuncia a un pobrecito que ¡hasta se pone a llorar! que la va a acompañar en su nuevo mandato presidencial:





¡Qué escena! ¡Me produce escalofríos!

Supongo, como se dice ahora, que es un momento bisagra en la historia de nuestro país. Una mujer, solitaria, que ya ha cumplido como esposa y madre - y lo bien que debe haber cumplido como esposa, se le nota en la cara a todos ellos, el deseo contenido -, al frente del país, rodeada de hombres sumisos y expectantes, dispuestos a adorarla y obedecerla, a aplaudir cualquier boludez que diga, parada allí, sosteniendo el suspenso de su elección - ¡porque ella es la que elige! - y bromeando con eso, concediendole a los pobrecitos hombres que siempre nos tuvieron en segundo lugar el chiste fácil sobre su fútbol estúpido, bah...

Como lo digo: están todos, sindicalistas que se comen a los chicos crudos, ministros que pagan gatos lujosos para compensar lo poco que saben de las mujeres, gobernadores que tienen en sus manos la honra de la gente, milicos puestos en caja, todos ellos esperando la decisión de la Reina.

Curas no hay, otro hecho histórico. Aunque decir curas no es decir hombres. Pobres, ni siquiera llegan a eso, con ser tan fácil.




No, solo Cristina y su voluntad, en representación de nosotras, las mujeres, diciendo vos sí, vos no, y todos calladitos, sin chistar, obedientes y dispuestos a poner el lomo.

¡Qué momento! Por eso la amo, la voto, doy mi bombacha y mi toy por ella.

¡Vamos Presidenta! ¡Por un mundo de mujeres y no de bocones sudorosos!

Gracias, Mosquito. Un beso a todos.



Psicóloga infantil nos envía su artículo

Hay que enseñarles desde chiquitos



Contra lo que se suele opinar, la culpa de que los hombres ean como son no es de ellos, es de nosotras. Claro que lo de nosotras es una reivindicación de género, porque, en definitiva, fue la mujer-madre la que educó al hijo-hombre como si fuera un dios sólo porque tenía pito.

Esta aclaración es buena porque se tiende a soslayar con los argumentos un tanto remanidos: que nuestras abuelas eran sometidas por el hombre y etc, lo que, desde nuestro punto de vista, es un escamoteo de la verdad: la realidad no era el sometimiento sino la espalda dada a las responsablidades. Por eso ni votaban, hasta que Eva Perón les dio el voto.

Pero, hoy en día, la labor de nosotras, las mujeres que nos dedicamos al magisterio, es la de encauzar a esos niños-hombres para que, el día de mañana, sean una cosa distinta de lo que fueron sus abuelos y bisabuelos.

Hay una lucha en el magisterio muy encarnizada. Porque todos los que enseñamos sabemos que existe una vieja guardia muy poderosa y muy afianzada en la enseñanza a quien sólo el paso del tiempo podrá desplazar de sus lugares: las maestras casadas con militares, que son la mayoría.




Estas mujeres, a quien no vamos a juzgar, son la mentalidad más acabada del statu quo, del sometimiento a la voluntad del hombre y al mantenimiento de un estado de cosas inmutable que nunca debería cambiar y así lo enseñan a los alumnos, en contradicción con los avances de la pedagogía.

Yo recuerdo una charla mía con una de estas docentes:

- ¿Y Piaget?

- ¿Ese? Ese era un subversivo suizo. Lo único que falta, que ahora los niños tengan ideas propias. Querida, las ideas se las tenemos que inculcar nosotras: Dios, Patria, Hogar. 

Esta charla no es imaginaria, es real. Y la persona que me habló de esa manera no era una simple maestra, era la Directora de la Escuela. Desde luego que no aprobaba ninguna iniciativa del Ministerio y todos los años hacíamos el mismo ridículo festival con los chicos disfrazados de gauchos.