Se han dicho tantas cosas a partir de los dichos - legítimos, en tanto es una persona que tiene derecho a expresar sus opiniones - del cantautor rosarino Fito Páez que el Mosquito Molesto siente la obligación moral de dejar a un lado su habitual cinismo e ironía y fijar su posición seriamente.
Los dichos de Fito Páez nos importan un reverendo carajo.
Si Fito Páez piensa que los porteños son una bolsa de mierda, allá él y los que piensen como él, que son muchos. Si los que, aprovechando los pensamientos del cantante utilizan una simple opinión para descalificar al Gobierno, es decir, que carecen de argumentos políticos y se basan en simples asertos de los millones que hay en el país, allá ellos. Si personajes afines al Gobierno salen a defender los dichos de Páez y a refrendarlos porque perdieron una elección, allá ellos.
El Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández asevera, con cierta razón, que los medios monopólicos protegieron a Macri; así, es, Aníbal, y son las reglas de juego y hay que bancársela.
Si la Presidenta tiene una altísima intención de voto a pesar de la guerra que sostiene contra los diarios de mayor tirada del país, eso es interpretado por el oficialismo como un dato específico: la gente se da cuenta de lo bueno que es el Gobierno y no se deja llevar de las narices por los medios monopólicos. Entonces, tampoco los porteños se dejan llevar de las narices por los medios monopólicos y si votaron a Macri es porque se les cantó el culo, porque son gorilas, por todas las razones negativas que se puedan desgranar pero, también, porque esa fue su elección y a bancársela.
¿Acaso la realidad nos gusta a todos? ¿Acaso nos gusta que un miserable como Gildo Insfrán, o una runfla de delincuentes como el clan Saadi o Gioja y muchísimos más sean aliados del supuesto Gobierno Nacional y Popular? ¿Acaso nos genera felicidad que en la cabeza de una sola persona - en este caso Cristina Fernández - puedan caber todas, absolutamente todas, las atribuciones sobre lo se hace o se deshace? Porque, por un momento, convengamos en que la viuda sea una buena mina, pero también fue así con Menem y podría, tranquilamente, el día de mañana, ser de esta verticalista manera con un epígono de Duhalde, López Rega, Ruckauf o Barrionuevo, porque el peronismo da para todo. ¿O no?
¿Y si las cosas hubieran sido distintas? ¿Y si hubiera ganado Filmus? ¿O, al menos, hubiera perdido por los 5 puntos que los medios oficialistas querían vender como márketing? ¿Serían, entonces, los porteños, una bolsa de mierda? ¿No será que las opiniones van de acuerdo a como sopla el viento?
Elecciones, democracia, legalidad de la mayoría, sea cual fuere, son las reglas de juego. Y si Fito Páez, quien, desde nuestra óptica, no es ningún artista sino un mero barullador de cancioncitas tontas, quiere opinar lo que opina, que lo haga, con todo su derecho. Nada de eso cambia las cosas.
Las cosas son como son, y si no les gusta, cambien el método, dejen de pensar que se pueden comer a los chicos crudos - y esto no es para el Gobierno, es para todos - y pónganse a laburar, de una vez por todas, que bien ganan para hacerlo, ustedes y toda la familia que acomodan cuando logran un miserable cargo público.
Si no les gusta perder una elección búsquense un trabajo honesto.
Y esto va para la oposición, muy especialmente. Con visión de futuro, of course.
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