Ante las recientes declaraciones de Diego Armando Maradona contra el titular de la AFA, Julio Grondona, el Mosquito entrevistó a Humberto Grondona, hijo del legendario dirigente:
Mosquito: ¿Qué opinión le merecen las recientes declaracions de Maradona respecto de su padre?
H. Grondona: Son absolutamente injustificadas y sólo sirven para tapar el estrepitoso fracaso de su actuación en el último Campeonato Mundial. Mi padre, generosamente, lo colocó al frente del seleccionado, a pesar de que Diego no puede dirigir ni un campamento de mormones. Traicionó la confianza de mi padre y la de todos los argentinos.
Mosquito: Pero, si no era capaz para la tarea ¿por qué se lo designó?
H. Grondona: Nos pasó lo mismo que a la Alianza UCR-Frepaso. Pusieron de Presidente a un inútil como De la Rúa con la idea de que fuera Alfonsín quien manejara todo, pero el títere se la creyó e hizo el desastre que hizo. Nos pasó lo mismo, lo pusimos al gordo incapaz para que se diera corte, dijera estupideces y viajara por el mundo abrochando negocios pero queríamos que Bilardo manejara el equipo. Es una autocrítica que haremos de cara a la sociedad cuando llegue el momento. Calculo que en unos doce o quince años.
Mosquito: ¿Cree que la relación entre Maradona y Grondona está definitivamente rota?
H. Grondona: No, me parece que no. Por lo menos, mi padre no le guarda ningún rencor. Si no fuera así ya Diego habría tenido algún accidente. Por otro lado, si bien me duelen las calumnias que se dicen contra mi padre, comprendo que Diego pueda estar enojado. Es comprensible.
Mosquito: Explíquese, por favor.
H. Grondona: Y, claro. Papá ya tiene 80 años. Y aunque es más duro que el quebracho quizás dentro de unos años ya no esté para la función. Entonces, Diego, con Ruggeri y otros más, tenían la esperanza de poder entrar a la AFA y participar de los negocios..., quiero decir, de la conducción del fútbol. Ja, miren que mi viejo iba a ser boludo. Cuando él no esté más, sigo yo, y cuando yo no esté más, mi pibe, y así. De esa manera se asegura la continuidad de un proyecto coherente en el fútbol argentino. Hay que acabar con las improvisaciones.
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