Daniel Scioli: El color de mis calzoncillos los elige Karina, no Cristina

Saliendo al cruce de los comentarios de medios periodísticos (ver) acerca de la imposición por parte de la Jefa de Estado, Dra. Cristina Fernández, del compañero de fórmula para la Gobernación de Buenos Aires, el actual Gobernador, Daniel Scioli, dejó en claro su acuerdo y su independencia de las suspuestas presiones de la Casa Rosada y de la enfermera Sandra sobre su iniciativa política en la mayor provincia de la República Argentina:

- Para nada se me ha impuesto al vice, todo lo contrario, Mariotto es un excelente compañero, justamente lo que necesito para seguir adelante con este proyecto de brindarle a los bonaerenses mejores condiciones de vida. 

Respecto de su futuro político, el Gobernador, fiel a su estilo conciliador y respetuoso, afirmó que sólo piensa en gobernar la provincia durante cuatro años y luego se verá qué rol le toca jugar en otro ambito, toda vez que la Jefa de Estado ya no podrá ser reelegida y, por tanto, no podrá imponerle nada, ni ella ni la enfermera Sandra y podrá tomar las decisiones que crea corresponden.

Ante una pregunta que a otro funcionario hubiese molestado, el muy respetuoso Gobernador dijo:

- De ninguna manera, el color de mis calzoncillos los sigue eligiendo Karina, mi mujer, y en eso siempre voy a ser muy firme. Hay convicciones que no se negocian. Nadie me va a torcer la mano.

Un allegado al ex-motonauta con buena predisposición hacia nuestro medio nos confió:

- Y, a Daniel hay que entenderlo. ¿Se acuerdan allá por el 2004, cuando quiso mostrar un poco de independencia y Kirchner le echó a todos los funcionarios y lo tuvo un año en penitencia? Bueno, si Kirchner era medio cabrón, Cristina no saben cómo es de rencorosa y vengativa. Y sádica, tambien. Si anduvieron corriendo la bola de que le iban a poner a Florencia Kirchner de ladera para la provincia. De pura maldad, nomás. No, es duro en serio, y Daniel no está preparado para eso, saben, él es más bien ingenuote, quiere quedar bien con todo el mundo: amor y paz, ja. Pobre. Daniel, de sólo pensar en retobarse, se pone pálido como chorizo de puchero.