Le diputada con escasas chances de renovar su mandato, Patricia Bullrich, de la extinta Coalición Cívica, se muestra exultante ante la posibilidad concreta de su pase a otra fuerza política, una constante en su carrera que, por motivos ajenos a su voluntad, había dejado de funcionar en los últimos años.
Es que la diputada viene enviando currículums desde hace tiempo pero, según aseguran las dos personas ligadas a ella políticamente, nadie la quería como si el hecho de ser una espada prominente de Elisa Carrió fuera un demérito imposible de ser considerado.
No tiene la diputada muchas virtudes: su oratoria es primaria, sus ideas también y el concepto abstracto de lealtad, que podría ser valorado por algunos, no es su fuerte.
Curiosamente, y en una muestra acabada de su perspicacia política, su nuevo destino sería el PRO, junto a la dirigente radical Silvana Giudici, quien ostenta el récord de la peor perfomance del radicalismo en la Ciudad de Buenos Aires en toda su historia, superando, de esta manera a la desaparecida Martha Mercader, quien perdiera una elección con el cantante de boleros y tránsfuga del menemismo Erman González.
En la foto se la puede ver, sonriente, sin el gesto desencajado con que suele acompañar a la mitómana chaqueña ex-fiscal del Proceso Militar, acompañada de otras nada esclarecidas lumbreras de la política vernácula como la mencionada Giudici, Gabriela Michetti, estrella fugaz del PRO que pierde una interna con - nada menos - que Horacio Rodríguez Larreta y con Federico Pinedo, también del PRO.
Pero lo que si se puede destacar de la tan poco preparada legisladora es que su itinerario sigue el sentido de las agujas del reloj: de militante montonera, en sus años mozos - aunque los mal pensados de siempre la ubican en un rol más inclinado al levante que a la ideología -, a funcionaria de la Alianza para el progreso de los Vuelos en Helicópteros, a ladera de una reaccionaria sin escrúpulo y sin sentido como la Chaqueña Carrió y ahora, finalmente, en el PRO
El próximo paso de la tan inquieta política podría ser: siguiendo este rumbo, el de editorialista de la Revista Cabildo. ¿Quién puede saberlo?
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