La experimentada chica fácil argentina, Graciela Alfano, sorpresivamente afectada por haberse acostado con Massera, señaló que lo hizo sólo por profesionalismo - o vos te creés que yo me fijaba en algo, no, es tanto y si el tipo pagaba, adelante -, pero que, de haber podido elegir, hubiera preferido acostarse con Mario Santucho y no con Eduardo Massera.
- Es más - agregó la muy madura y estropeada vedette -, nunca lo dije por respeto, pero a Massera lo cagué, siempre fingí los orgasmos. El tipo me decía: Negrita, ¿gozaste?, y yo le decía que sí, pero, en el fondo, mientras me sacudía por atrás yo pensaba en Marx, en Lenín, en Mao y en Durruti. Era algo así como una resistencia pasiva.
- Normal - respondió, cuando un cronista le preguntó por la virilidad de Massera -, mirá, en general, la gente de derecha no la tiene, ni derecha, ni muy grande. Pero algunos zurdos que me contrataron me hicieron ver las estrellas. No voy a decir nombres pero...
La muy operada y estropeada vedette señaló que hubiese preferido acostarse con Santucho:
- Era mi ídolo, pero, claro, el pobre andaba escondiéndose y no me iba a llamar para echarse un polvo, pero me hubiera ilusionado acostarme con él. O con Pérez Esquivel. O hacer una escena de lesbianismo con Norma Arrostito. Hasta con Gorriarán Merlo me hubiera acostado. No, con los milicos no pasa nada, la tienen chiquita y más de uno...
Atormenta por la invasión a su privacidad dijo que es fácil juzgarla a ella, cuyo único pecado fue abrir las piernas, pero ella no le hizo mal a nadie, no asesinó, no torturó, no tiró a gente al río desde un avión, lo máximo que llegó a hacer, con un milico, fue cojer sobre una mesa de tortura.
Una jodita, nomás.
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