Cristina Fernández: Boudou es un concheto de Puerto Madero y Aníbal un grasa de Quilmes, ¿no soy una genia eligiendo mis colaboradores? - Daniel Scioli: Mariotto es el mejor compañero que podría tener. Él va a hacer todo el trabajo. - Ricardito Alfonsín: El discurso de la Presidenta me decepcionó. Yo pensé que iba a recitar el Preámbulo de la Constitución - Elisa Carrió: Ya tengo el betún, el uniforme de camouflage y la cantimplora, ¿qué me está faltando?- Amado Boudou: ¡Esta era la famosa campanilla! Yo voy a usar la guitarra, soy un Vice heavy muy jodido- Macri: Me quieren dar el subte y yo quiero la policía. ¡Quiero la policía, la policía! ¡Policíaaaaaaa! - Hermes Binner: Ahora que pasaron las elecciones, ¿qué carajo tengo para hacer?- Mariano Grondona: Le dan subsidios a los negros pero yo pedí para embalsamarme y me lo negaron - Pino Solanas: Yo sigo opinando, total.... - Julio Cobos: ¿Vieron que me dio la mano? Ahora, la tenía medio húmeda. ¿Qué sería?

martes, 29 de noviembre de 2011

Pacho O Donell: el nuevo travesti



Ha armado un pequeño e intrascendente revuelo la creación de un Instituto de investigación histórica por parte del Gobierno que se empeñaría en ser la contracara del pensamiento único en el estudio de la Historia Argentina, ese que tiene como héroes a Sarmiento y a Mitre, entre otros desgraciados personajes.

Como era de esperarse, el diario fundado por Bartolomé Mitre salió a criticar esa iniciativa a través de un editorial y de su menoscabada pluma gorila, la pseudo intelectual Beatriz Sarlo.

Los argumentos en contra del nuevo Instituto son superficiales, toda vez que no es otra cosa que un añadido al extenso campo de la investigación histórica y no pretende suplantar a la Academia Nacional de Historia, entidad fosilizada cuyos méritos no son nada positivos para la sociedad que integra. 

A pesar de ello, los dueños de la verdad han puesto el grito en el cielo. 

Por el lado de la iniciativa oficial, lo menos que se puede decir es que es "inocente". Así es, resulta, por lo menos, inocente, creer que un conglomerado de divulgadores de novelas historicistas tendrá el suficiente arraigo como para remontar la consolidada historia oficial, esa que muestra como una hazaña la Campaña del desierto o la Guerra de la Triple Alianza.

Y no menos cierto es que poner al frente a ese camaleón de dudosa moral llamado Pacho O Donell (foto) es, cuando menos, parecido a colocar a Ricardo Jaime al frente de un Ministerio Anticorrupción o a Julio Grondona al frente de un Ministerio de la Transparencia. El pseudo psicólogo que, luego de sus peripecias españolas, volvió al país a probar fortuna como escritor, dramaturgo y chupamedias del poder de turno - búsquese en archivos sus desagradables intervenciones defendiendo a Carlos Saúl, el riojano más famoso - viene a mostrar su capacidad para ubicarse siempre junto a quien corta el bacalao. Una ratita amante de la figuración y del cargo que es una especie de salvavidas de plomo para cualquier iniciativa.

Pero el Gobierno de los Kirchner tiene esas cosas: no hay que olvidar que dio un montón de dinero a una Fundación Ernesto Sábato, glorificando, de esta manera, la inmerecida aureola de hombre moral de ese tránsfuga autoritario y oportunista.

La iniciativa genera broncas y adhesiones, los historiadores oficiales, muy suaves contra verdaderos asesinos como Roca, Mitre, Sarmiento o Ramón Falcón e Yrigoyen, cacarean palabras que emergen de su verdadera prosapia moral: autoritarismo, soberbia, y anda mais y ya están recordando los libros de jardín de infantes con la foto de Evita, pero no recuerdan con el mismo énfasis la Marcha a Sarmiento, cantada durante décadas en nuestras escuelas por nuestros inocentes párvulos.

Y los medios oficialistas, adhieren ciegamente a la medida cristinista, incluso hablando loas de ese adefesio llamado Pacho O Donell, (ver) sin el menor sentido de la realidad.

Y todo por unos libros que no va a leer nadie.

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