El 44° Presidente de los Estados Unidos, Barack Hussein Obama II, en una charla de café y donuts, compartió con sus colaboradores la satisfacción que le produce departir con los distintos mandatarios sudamericanos, excepto Chávez.
Según el líder de ébano, las miradas admirativas, complacientes, un tantito rebeldes, con esa rebeldía que hace más deseable la posterior sumisión, lo excita, lo pone de buen humor, lo distiende y le prepara el ánimo para la vuelta a casa, donde los republicanos y las corporaciones no le tienen tanta paciencia y lo cagan a gritos directamente, como a un lacayo servil y manejable.
Esto último no lo dijo Obama, claro, sino uno de sus asesores, en estrictísimo off the record:
- Mr. President es feliz en estas cumbres porque todos vienen a lamerle las averages, y le miran sin ningún disimulo la cock, esperanzados en que no sea del tamaño que se exhibe en la foto y que no sea el equivalente de la política que el Tío Sam piensa implementar con esos pobres países.
Pero si algo es cierto, Mr President quedó deslumbrado con la mandataria argentina y no se privó de decirlo:
- (Traducción del Mosquito) Esta mujer sí que es algo digno de verse, no como la carreta vieja de Hillary. My God, cómo lo entiendo a Bill. Yo no seré a good President, pero a Michel la tengo al trote, porque los afros somos así, como los conejos. Esta Cristina, además de hablar lindo, tiene buen lomo. ¡Con razón no le duró el Nestornauta! Esta sí que está para las relaciones carnales. ¡Y qué bien le queda el bótox!
La satisfacción de la Cancillería argentina fue directamente proporcional con su grado de idiotez: creerse la importancia de los comentarios del títere americano es como leer los aforismos de George W. Bush y pretender educarse con ellos, o como creer que Macri es Ingeniero y Duhalde abogado.
¡Ah, cuándo creceremos, mamita querida!
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