Cristina Fernández: Boudou es un concheto de Puerto Madero y Aníbal un grasa de Quilmes, ¿no soy una genia eligiendo mis colaboradores? - Daniel Scioli: Mariotto es el mejor compañero que podría tener. Él va a hacer todo el trabajo. - Ricardito Alfonsín: El discurso de la Presidenta me decepcionó. Yo pensé que iba a recitar el Preámbulo de la Constitución - Elisa Carrió: Ya tengo el betún, el uniforme de camouflage y la cantimplora, ¿qué me está faltando?- Amado Boudou: ¡Esta era la famosa campanilla! Yo voy a usar la guitarra, soy un Vice heavy muy jodido- Macri: Me quieren dar el subte y yo quiero la policía. ¡Quiero la policía, la policía! ¡Policíaaaaaaa! - Hermes Binner: Ahora que pasaron las elecciones, ¿qué carajo tengo para hacer?- Mariano Grondona: Le dan subsidios a los negros pero yo pedí para embalsamarme y me lo negaron - Pino Solanas: Yo sigo opinando, total.... - Julio Cobos: ¿Vieron que me dio la mano? Ahora, la tenía medio húmeda. ¿Qué sería?

martes, 31 de mayo de 2011

Los de 6 7 8 se cagaron todos! (Sarlo héroe)



Extenuada después de su batalla contra los simios del programa recontra ultraoficialista y montonero 6, 7, 8, Beatriz Sarlo, la intelectual más lúcida del Diario La Nación (1) atendió al Mosquito Molesto en el Bar La Posmodernidad Estrangulada, del coqueto barrio de Palermo Soho.
(1) Es cierto que sus competidores, Luis Majul, Marcos Aguinis, Mariano Grondona o Santiago Kovadloff pueden hacerle menos fuerza que Platense al Barcelona, pero eso no le quita méritos a la antigua asesora de Graciela Fernández Meijide.
Mosquito: ¿Cómo se sintió en el programa de televisión?
Sarlo: A mis anchas. Porque, con estos muchachos, no se puede acordar ni un pic nic. Así que yo tampoco me acordé de para quien trabajo y de donde escribo.
Mosquito: ¿Por qué se enojó con Barone?
Sarlo: Porque es un viejo gagá con un pasado oscuro que ahora se hace el progresista por unos mangos. Además, a mí me calien..., digo, me gusta Felipe Solá, un hombre maduro pero buen mozo y un peronista con el que se puede hablar. Nadie lo vota pero se puede hablar.
Mosquito: Sin embargo, Solá estuvo junto a De Narváez y también Duhalde, personas que están prometiendo amnistía para los militares.
Sarlo: Conmigo no, Mosquito.
Mosquito: Bueno, disculpe. Usted escribió, una vez, que prefería a la Presidenta soberbia y pedante y no haciendo chistes. ¿Le ve algún mérito a Cristina?
Sarlo: Sí, que sea viuda. Además, lo de la carne de cerdo es mentira. Yo lo comprobé.
Mosquito: Bueno, capaz que a ella le funcionaba.
Sarlo: Hum, le voy a pedir la receta.
Mosquito: Su colega de La Nación, Pablo Sirvén, dijo que usted era una gladiadora que había decapitado a la Hydra. ¿no será mucho?
Sarlo: ¿Y a vos te parece poco ir solita, con este cuerpito escuálido, contra todos esos monos? Pero se quedaron en el molde, no se me animaron.
Mosquito: ¿No será que la respetaron?
Sarlo: Pibe, sos muy chiquito, vos. Estos son peronistas, no respetan a nadie.
Mosquito: ¿Rescata algo de este Gobierno?
Sarlo: Sí, que me permite vender bien mi último libro.
Mosquito: Usted habló bien de David Viñas en un documental pero unos años atrás, en un programa, se levantó y se fue para no dirigirle la palabra.
Sarlo: Pibe, ¿vos te crés que soy boluda? Una cosa es figurar hablando del muerto y otra ponerse a discutir con él. A ver si me ganaba.
Mosquito: ¿Cómo ve el futuro del país?
Sarlo: Mal. Porque la gente no lee.
Mosquito: El libro de Aníbal Fernández se vende mucho.
Sarlo: La gente, querido, la gente.
Mosquito: Una definición sobre la oposición.
Sarlo: La única oposicion responsable es Carrió. Su lenguaje es absolutamente preciso y divide, como una ambiguedad semántica disfrazada, la realidad de la equizofrenia.
Mosquito: ¿La equizofrenia de Carrió?
Sarlo: La del Gobierno, pibe, la del Gobierno. Ya me cansaron tus preguntas. Pero te tiro un hueso. Cuando la estructura se convierte en fundamento las paredes se olvidan de las ventanas.¿Entendiste?
Mosquito: No.
Sarlo: Se ve que sos peronista.
Luego de esta sesuda definición la reputada intelectual, ex asesora de Graciela Fernández Meijide, dio por terminada la entrevista, a pesar de nuestros ruegos, y nos pasó la factura por la misma. Llevaba encima todos sus talonarios de facturas y nos cobró la módica suma de trescientos dólares. No está mal, verdad.

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