¿Qué puedo decir acerca de mí?
Bueno, ante todo que soy un escéptico positivista. ¿Cómo es eso?
Muy fácil. El escepticismo es beneficioso pero hasta cierto punto, de ahí que tambien sea positivista, es decir, veo el mundo con escepticismo pero con ganas de que algo mejore, con la idea de que, en medio del tráfago de imbecilidades que hacemos a diario, algo sirva para algo.
No es mucho pedir, ¿o sí?
Vivimos épocas un tanto decrecientes pero siempre hay esperanzas.
En nuestro país ha habido muchos cambios desde las infaustas horas de Menem y la posterior Alianza para el vuelo de los helicópteros.
Para algunos, esos cambios son revolucionarios, algo así como el Edén en la Tierra. Para mi, no, queda claro.
Entonces, las cosas en sintonía, lo que es una papa es una papa, y no una fondue de camembert. Y lo que es una mierda es una mierda y no un escalón hacia el futuro.
Como bien dijo Lichtenberg:
Ojos como estiletes